Entre estufas, botánicos y recuerdos italianos nació Faccia Brutto, una destilería neoyorquina que honra la tradición de los amaros italianos con una mirada contemporánea y personal. Fundada por Patrick Miller, ex chef y nieto de inmigrantes de Asti y Génova, esta destilería busca capturar en cada botella la esencia de un legado familiar y gastronómico. Su misión: recuperar el espíritu del amaro clásico y adaptarlo a una nueva generación de paladares, sin perder balance ni complejidad.

Inspirándose en los sabores que conoció trabajando en su restaurante italiano Rucola, y después de años de experimentación casera, Patrick comenzó a crear sus propias fórmulas. Infusiones de hierbas, raíces y cítricos, destiladas con paciencia y perfeccionadas con ayuda de bartenders y amistades. Así nacieron los primeros lotes de Amaro Gorini, Fernet Pianta y Carciofo, amaros que combinan técnicas tradicionales italianas con ingredientes locales y orgánicos provenientes de Nueva York y el noroeste del Pacífico.

Faccia Brutto es un proyecto artesanal, desde las botellas inspiradas en antiguas farmacias italianas hasta el diseño de sus etiquetas, que rinden homenaje al escritor Charles Bukowski, símbolo de lo crudo y auténtico. Incluso el nombre de la marca incorpora una historia personal: inspirado por una expresión que escuchó durante años - «faccia brutta», o «cara fea», utilizada cariñosamente por la mujer de un antiguo chef-, Patrick decidió adoptar la frase y alterarla deliberadamente. Cambió Brutta por Brutto, jugando con el error gramatical como una mezcla de humor, memoria y afecto que da nombre a una marca que abraza lo imperfecto con belleza y personalidad.

La destilería trabaja bajo principios sostenibles: utiliza ingredientes orgánicos, recicla y composta todo lo que puede y está en camino de obtener su certificación B-Corp. Su compromiso con el origen y la calidad se refleja también en las alianzas con recolectores silvestres como Foraged & Found, quienes proveen nueces verdes, bayas y flores recolectadas a mano.