Artefacto
México, Sierra de San Carlos Yautepec 🇲🇽
Entre montes, agaves silvestres y conocimiento antiguo nació Artefacto, un mezcal artesanal joven que honra las tradiciones de Oaxaca con un espíritu contemporáneo. Elaborado con arte, conciencia y profundo respeto por el origen, Artefacto busca capturar en cada botella la identidad de un territorio, la sabiduría de las y los maestros mezcaleros y el poder de un buen trago.
Su primer lote es un ensamble de Espadín, Tepeztate y Chuparrosa, tres agaves de carácter silvestre que crecen en las montañas de San Carlos Yautepec, al sur de Oaxaca. Cada variedad aporta una capa distinta de complejidad: el Espadín ofrece notas de piña y miel, el Tepeztate introduce una dulzura vegetal y la Chuparrosa aporta un fondo especiado y floral. El resultado es una composición de sabores, donde se entrelazan la menta verde, la pimienta rosa y un sabor ligero a rosas.
El corazón de Artefacto está en su proceso. Siguiendo los métodos ancestrales de producción, el mezcal se elabora en pequeños lotes bajo la supervisión de un equipo de maestras y maestros mezcaleros, quienes cuidan cada etapa, desde la jima y la cocción en horno cónico hasta la fermentación natural y la doble destilación en alambique de cobre. Cada botella es una expresión de terruño, tiempo y comunidad.
El nombre Artefacto nace de la unión entre *arte* y *factum* (hecho con arte). Esta filosofía está presente en todos los detalles: desde la forma de producir, hasta el diseño de su botella, que incluye la inscripción "Mezcal Artesanal" en braille como gesto de inclusión. En la base, una piña grabada recuerda el corazón del agave, mientras que cada lote lleva un código y número de edición limitada.
Fundamentalmente, Artefacto es una declaración de valores. Comprometido con el comercio justo, trabaja de la mano con las comunidades locales para fortalecer el desarrollo social y preservar los ecosistemas del agave. Cada edición no solo representa un mezcal, sino un acto de cuidado y responsabilidad. En esencia, Artefacto es un tributo a Oaxaca, al arte que hay en cada paso del proceso y al poder de una bebida para conectar sentidos, memorias y territorios. Un mezcal hecho con alma, que no solo se bebe, se comparte.